La ONU se había propuesto reducir a la mitad los índices de pobreza de la población global en el año 2015. Ahora, el jefe del Banco Mundial redobla la apuesta y habla de acabar con la pobreza extrema de aquí al año 2030.
Cuando se fundó el Banco Mundial (BM) en 1944, su objetivo original era muy concreto: financiar la reconstrucción de los Estados más golpeados durante la Segunda Guerra Mundial. Con el tiempo, esta institución creció y sus metas se diversificaron hasta abarcar la lucha contra la pobreza. Hoy, cerca de 10.000 trabajadores de cinco organizaciones adscritas al BM coordinan proyectos de cooperación para el desarrollo en el mundo entero. Pero, ¿qué significa “luchar contra la pobreza” para este organismo internacional?
Eso se preguntó el médico coreano-estadounidense Jim Yong Kim al asumir la presidencia de esa entidad el 1 de julio de 2012. A sus ojos, al BM le faltaba un propósito claro. “Cualquiera que haya dirigido una organización compleja sabe que no se llega a nada, si no se tienen metas y plazos específicos. Todos dicen estar de acuerdo en que la pobreza debe ser combatida. Pero nadie cambia su manera de trabajar si no hay presión”, comentó Kim recientemente en un congreso que reunió a miembros del BM y del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El nuevo objetivo del BM es acabar con la pobreza extrema a escala global de aquí al año 2030, lo cual equivale virtualmente a redoblar la apuesta que hizo la ONU, cuando sus miembros se propusieron reducir a la mitad los índices de pobreza de la población mundial entre 2000 y 2015. No obstante, también ahora cabe preguntar: ¿qué quiere decir el BM cuando habla de acabar con la pobreza extrema? “Poner fin a la pobreza no implica llevarla al cero por ciento”, aclara el economista en jefe de la institución con sede en Washington, Kaushik Basu.
Jim Yong Kim, presidente del Banco Mundial.
Criterios claros
Según los criterios del BM, se habrá puesto fin a la pobreza extrema cuando sólo el 3 por ciento de la población mundial se vea obligado por sus circunstancias a vivir con menos de 1,25 dólares estadounidenses diarios, explica Basu. “Es una vergüenza que aproximadamente el 20 por ciento de los habitantes del planeta sobrevivan con tan poco”, señala el economista, apuntando a que los índices de pobreza extrema deberán descender a un ritmo anual del uno por ciento durante los próximos diecisiete años.
“Eso no será fácil”, advierte el jefe del BM. “La economía de los países en vías de industrialización debe crecer y fortalecerse. Los países ricos deben crecer de nuevo. Y debemos asegurarnos de que los cambios climáticos no destruyan los éxitos alcanzados”, agrega Kim. La nueva meta del BM se apoya en el concepto del “bienestar compartido”. En el futuro, el BM medirá cómo evolucionan en cada país los ingresos de los más pobres, para determinar si el 40 por ciento de la población con menos recursos se beneficia del crecimiento nacional.
Kim quiere aprovechar la reunión de primavera del Comité de Desarrollo para presentar este nuevo programa de lucha contra la pobreza extrema ante los representantes del BM y del FMI que lo conforman. El contexto es ideal porque allí se dará a conocer un informe sobre el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio que se fijaron los Estados de la ONU en el año 2000. Muchos dan por sentado que la mayoría de esas metas no se alcanzarán en el plazo que termina en 2015, con todo y que la pobreza mundial se redujo a la mitad en 2010.
Autores: Andreas Becker / Evan Romero-Castillo
Editora: Emilia Rojas Sasse
0 comentarios:
Publicar un comentario