La relación que las personas, hombres y mujeres, tienen actualmente con su imagen en ocasiones puede devenir en algo patológico.Frecuentemente hay una preocupación exacerbada por la estética, la moda, el peso ideal y todo lo que concierne al concepto de belleza.
Esta conducta humana fue abordada por el psiquiatra Jesús de la Gándara através de su libro “El síndrome del espejo”, en el que explica cuáles son las acciones que podrían ubicarse en el parámetro de la normalidad y anormalidad.
De la Gándara indicó que la relación del ser humano con su imagen está generando muchos problemas psicológicos, sociológicos y sanitarios.
Estos problemas están “alcanzando categoría de enfermedad en forma de trastornos de la alimentación, de la autoimagen, enfermedades emergentes… Y otras preocupaciones de la gente, que no son enfermedades, pero nos afectan”.
El especialista señaló que esta excesiva preocupación por la imagen se debe al hecho de que “la belleza es un bien público, personal y humano que ha existido siempre y existirá siempre porque es un criterio que se aproxima a otros”.
Gándara cree que la belleza es un símbolo de salud y de placer, se aproxima a la felicidad porque genera bienestar, y es una fuente de poder, pues la belleza impone una imagen sobre los demás: “Una persona bella atrae, tiene más éxito social y gana más dinero”.
El psiquiatra aseveró que el ser humano a pasado de tener un espejo en el que suele mirarse “a tener un hiperespejo, que empezó con el cine y continuó con el resto de pantallas” que son una proyección de ti mismo, el alter ego de lo que quieres ser, el superguapo que está en el escaparate.
De la Gándara cree que, pese a que los espejos se hayan multiplicado, no podemos culpar a la tecnología de los problemas que tenemos con nuestra imagen. No sólo porque sea inútil, sino porque el problema tiene una raíz biológica.
“La evolución biológica sigue un incremento x, como el resto de las especies que se adaptan al medio”, cuenta el psiquiatra, “pero la evolución cultural empezó a ir mucho más rápido a medida que se desarrollaba nuestra inteligencia”. Este fenómeno, conocido como genoma lag o retraso genómico, es causante de muchos de nuestros problemas de salud, como el alzhéimer, la diabetes, la obesidad, y todas las patologías que tienen su origen en el síndrome del espejo.
Tal como explica el psiquiatra, el problema reside en encajar el concepto de belleza social-evolutiva (tener atributos genéticamente deseables) con el concepto de belleza social-cultural (tener atributos socialmente deseables). Pues el primero sigue mandando. “Nuestro modelo de belleza no ha cambiado tanto”, asegura De la Gándara. “Si cogemos a un tío de hace 100.000 años, le ponemos en la calle guapito, con una corbata, no nos enteraríamos. Y si le soltamos en una playa diríamos que está bueno, porque tiene más musculo y está más fuerte”.
Ese desajuste entre lo biológico y lo cultural, explica el psiquiatra, es muy importante para entender lo que está pasando ahora con el concepto de la utilización pública de la belleza: “Nuestro cerebro sigue manejando el concepto biológico, sin embargo nuestros escaparates manejan el otro. Y eso crea un conflicto”.
De la Gándara aseguró que aunque es “imposible romper los espejos”, hay soluciones en el interior del ser humano como “la sabiduría, para conocer y admitir la verdad; la bondad, para reconocer y tolerar los defectos y conflictos; el equilibrio y la mesura; la higiene física y mental, como antesala de la salud; los tratamientos, cuando sean necesarios, y la ética, que es el disfrute de la vida”.
Con información de El Confidencial
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