Eran Esclavas Sexuales las tres Niñas que Aparecieron en Cleveland Ohio


Poco a poco se van conociendo más detalles de los diez años en cautiverio que vivieron Amanda Berry, Gina DeJesus y Michelle Knight. Según publica el diario británico ‘The Daily Mail’, varios vecinos alertaron a la policía hace dos años de que en la casa de los hermanos Castro había visto en el patio trasero a tres chicas a cuatro patas, desnudas y con correas. Sin embargo, las autoridades no les hicieron caso.

Israel Lugo, quien vive a dos casas de distancia de la casa de Ariel Castro, principal sospechoso del secuestro, explicó que, además de ver a las tres chicas en el patio, escuchó varias veces golpes en algunas de las puertas de la casa, y que había bolsas de plástico en las ventanas. Llamó a la policía, que acudió a la casa, pero los agentes, al ver que nadie abría la puerta, se marcharon.

Otra vecina, Nina Samoylicz, que vive tres puertas más abajo, también dijo haber visto a una mujer desnuda en el patio de su casa hace dos años, pero la policía no le tomó en serio cuando informó de lo que había visto.

“Al principio pensamos que era un juego, y luego pensamos que era raro, así que llamé a la policía”, dijo a la CNN. “Creyeron que estábamos bromeando y no nos dieron crédito”. Poco después de aquello, Ariel Castro cubrió el jardín con lonas para que nadie pudiera ver qué hacía adentro.

Funcionarios de la policía de Cleveland aseguraron este martes que el departamento no tiene registros de las inspecciones que hizo la policía tras las llamadas de los vecinos.

Una tercera llamada fue realizada por unas mujeres que vivían en un edificio de apartamentos cercano. Las mujeres, que no han sido identificadas, han asegurado que llamaron a la policía porque vieron a tres jóvenes caminando a cuatro patas, desnudas y con cadenas de perro alrededor de su cuello. Tres hombres controlaban lo que allí estaba sucediendo. Las mujeres esperaron dos horas y después llamaron a la policía, que no respondió a sus llamadas.
horrores de la casa de Cleveland

Elsie Cintron, la madre de Nina Samoylicz, también dijo que una vez vio a una niña mirando por la ventana de la buhardilla de la casa.

El hijo de Ariel Castro, Anthony, ha revelado que su padre tenía cerradas con candado las puertas de acceso al sótano, buhardilla y el garaje, y que nunca permitía que nadie pasara.

“La casa siempre estaba cerrada”, recordó Anthony. “Había lugares a los que nunca podíamos pasar. Había candados en el sótano. Candados en el ático. Candados en el garaje”, insiste.

En declaraciones al ‘Daily Mail’, Anthony Castro, un banquero que vive en Columbus, describió a su padre como un hombre violento y controlador que casi golpeó a su madre hasta la muerte en 1993 mientras se recuperaba de una cirugía cerebral.

Fuentes policiales han informado al canal NewsChannel5 de que durante la década de cautiverio hubo embarazos múltiples de las tres mujeres, pero que sufrieron abortos involuntarios después de haber sido golpeadas o porque estaban desnutridas. Al menos cinco bebés nacieron en la casa.

Por el momento, se desconoce qué pasó con los niños que nacieron allí, y no está claro si la niña de seis años de edad, hija de Amanda Berry, que fue encontrada con vida este lunes está entre el número citado por las fuentes policiales, y a la que los vecinos vieron varias veces con Ariel Castro paseando por el barrio.

La policía de Cleveland cree que las mujeres fueron encadenadas en la casa después de ser secuestradas y los informes locales señalan que había cadenas que colgaban del techo. En la casa, los investigadores han encontrado no sólo cadenas, sino también cintas y otros utensilios de sometimiento.

También informaron de que hay indicios de tierra removida recientemente en el patio trasero de la casa, aunque la policía sigue investigando si esa pista dará lugar a nuevas pruebas en el caso.

Según las primeras hipótesis, las chicas no vivían en el sótano como se creyó en un momento, sino que estarían el ático. Incluso se cree que podrían haberse movido con libertad por distintas partes de la casa. Para ello, Castro convirtió la casa en un auténtico búnker. Utilizó tela metálica y lona azul para hacer una valla de dos metros y medio y dejó que los árboles y arbustos la cubrieran para que nadie pudiera ver los horrores del interior.

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