Un sistema de detección incipiente que combina el sentido del olfato, los análisis químicos y la tecnología moderna podría mejorar el índice de supervivencia en las pacientes afectadas por ese mal, particularmente mortífero porque con frecuencia no es diagnosticado hasta un estado avanzado.
Mediante el uso de muestras de sangre y tejidos donadas por las pacientes, el Centro de Perros Trabajadores de la Universidad de Pensilvania ha comenzado a entrenar a tres canes para que olfateen las emanaciones características que indican la presencia del cáncer de ovario.
Si los animales pueden aislar la emanación característica, los científicos del cercano Centro Sensorial Químico Monell trabajarán para crear un sensor electrónico que identifique el mismo olor.
"Si los perros pueden hacerlo, la pregunta es ¿Pueden hacerlo nuestros instrumentos analíticos? Creemos que sí", dijo el especialista de Monell en química orgánica George Preti.
Más de 20.000 estadounidenses son diagnosticadas cada año con cáncer de ovario. Cuando es detectado en su primera fase, las mujeres tienen un 90 % de posibilidades de sobrevivir 5 años. Empero, debido a sus síntomas genéricos —mayor peso, estreñimiento y gases— con frecuencia la enfermedad es detectada demasiado tarde.
El 70 % de los casos son identificados después de la propagación el cáncer, dijo el doctor Janos Tanyi, un oncólogo de la universidad cuyas pacientes participan en el estudio. Para esas mujeres, el índice de sobrevivencia de cinco años es inferior al 40%, agregó.
Los investigadores de Filadelfia se basarán en trabajos anteriores que indican que la primera etapa del cáncer de ovario altera los olores del organismo. Otro estudio realizado en Gran Bretaña en el 2004 demostró que los perros pueden identificar el cáncer de vejiga al oler la orina de los pacientes.
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