Porque no se come carne roja en Semana Santa?

Una de las frases que más se oye pronunciar en estos días de la Cuaresma religiosa, y la Semana Santa es: “hoy no se come carne”.

Si a muchas personas se les preguntara el porqué, es muy probable que un buen número de ellas contestaría: ¡Yo no sé! Lo hago en razón de que, siempre es lo que he estado oyendo desde que nací (convencionalismo). Otras, lo justificarían diciendo: es lo que manda la Santa Madre Iglesia Católica a la que pertenezco, y hay que obedecerla.

Con sobrada razón se decía en los tiempos del Budhha Gautama, y dentro del marco de su filosofía, como de las enseñanzas inherentes: “la ignorancia es el pecado capital de humanidad, y la causa fundamental que subyace en todos sus males”.

De sobra es bien sabido que, el grueso de la humanidad se inclina siempre por adherirse a los convencionalismos que rigen, como a los condicionamientos mentales inducidos, sin jamás preocuparse por saber el porqué de las cosas. El asunto es el cumplimiento social requerido.

Pensando racionalmente, máxime cuando se ha tenido la oportunidad de hurgar en determinados asuntos esotéricos, cualquiera se preguntaría: ¿y qué tiene que ver en realidad el no comer carne roja, y solo de pescado, durante la Cuaresma y la Semana Santa?, que son tiempos en los cuales son celebrados “los momentos más importantes de la vida de Jesús: su Pasión - los sufrimientos que pasó por nosotros -, su Muerte y Resurrección”.

Siempre tratando de saber razones, para mantener con firmeza nuestro criterio en ese orden, y no dejarnos arrastrar por los procederes mundanos sin sustentación, como las insinuaciones de estilo, nos encontramos en la red de la Internet con lo siguiente:

“Verdad es que en la época del nacimiento del cristianismo, específicamente en la época de pascua, las familias judías se abstenían de comer carne como ofrenda a una vida más acercada a la humildad y al compromiso con el prójimo. En aquellos días, el valor de la carne de animales de tierra tales como la vaca y el cordero era más costoso que el pescado, por esa razón las familias judías optaban por comer pescados y dejar la carne de vaca y cordero para ofrendarlo a los pobres como muestra de solidaridad. Esto enmarca la práctica en un evento más de economía que de religiosidad”.

Cuanta tela por donde cortar a partir de lo allí expresado, en términos comparativos con los tiempos actuales. Las diferencias distan del Cielo a la Tierra, como se dice.

-Humildad y compromiso con el prójimo: Esas son dos concepciones virtuosas que hace muchos siglos han sido puestas en el olvido por los hombres (general).

-Aspecto económico, costos: La carne blanca de pescado, desde hace mucho tiempo tiene precios muy superiores a la de vaca y cordero. Incluso, si es tomado en consideración el factor especulativo a que se recurre durante las épocas, por parte de los comerciantes inescrupulosos que siempre están en lo de ellos, ¡aprovechar circunstancias!

Por tanto, podemos ver que la razón en el presente para optar por no comer carne roja, y solo de pescado, preferiblemente, “es el costumbrismo aéreo”, derivado de creencias religiosas que se han venido transmitiendo de padres a hijos, por desconocimiento o erradas interpretaciones de la Sagradas Escrituras.

En la misma Biblia no aparece de manera expresa, y precisa, tal prohibición, a pesar de lo expuesto en Levítico 11, en que aparece una guía de los animales que se pueden comer, pero no refiriéndose a época alguna.

De igual forma, es posible que se encuentren en otros libros del Antiguo Testamento asuntos relacionados con la ingesta de los alimentos carnívoros que debe seguir la especie humana.

Ahora bien, comparándose lo señalado con algunas prescripciones relativas plasmadas en el Nuevo Testamento, todo luce indicar que gran parte de aquellas quedaron sin efecto al inicio de la Era Cristiana, y que el mismo maestro Jesús se encargó de instruir de nuevo en tal sentido, como bien se puede leer en: Mateo 15: 11, 17-18, y 1 Corintios 10:25-27.

El Mesías hacía hincapié en que, “dañino es lo que sale de la boca, que tiene su origen en el corazón, y contamina al hombre; mientras que, lo que entra al organismo va al vientre, y luego es echado en la letrina”.

Pero además, y siguiendo con la práctica de no comer carne roja durante la Cuaresma, y los días jueves y viernes de la Semana Mayor, si es que alguien se decide por tratar de emular al suscrito, en el sentido de seguir investigando, de seguro se va a encontrar con que,. “No hay evidencias de que en esos tiempos la Iglesia Católica prohibiera el consumo de carne en Semana Santa”.

Eso, refriéndose a la antigüedad. Aunque, si es bien sabido que, tanto el cristianismo como el catolicismo adoptaron como de ellos algunas costumbres procedentes de la religión judía, entre las que podría estar esa sobre la que hemos venido tratando.

Analizando ya ese asunto, en el marco de lo enteramente racional, cualquiera se preguntaría, ¿cómo podría considerarse un pecado el comer carne dentro de las épocas señaladas (Cuaresma y Semana Mayor), para una persona que por razones diversas, económicas básicamente, no haya podido hacerlo durante todo el año precedente, y que precisamente para esos tiempos ¡la pueda conseguir y degustarla!?. No creemos que por eso nada se tenga que purgar, o ir al infierno, como convencionalmente es lo que se dice.

¡Reflexiónese sobre eso!, y no desprecien su carnita, cuando es el mismo Padre Supremo quien la provee.

Fuente elsoldominicano.com
Autor POR ROLANDO FERNÀNDEZ
El autor es un humilde servidor, ¡y nada más!

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