El desatino de donar a Loma Miranda a un particular, por demás extranjero, ocurrió en los años 40 y el beneficiario de la “bondad” de Trujillo fue el médico puertorriqueño José G. Sobá.
Ya en posesión del vasto terreno en altura, el doctor Sobá lo dedicó a un aserradero, para cuya operación reclutó y contrató a personas que vivían en comunidades cercanas en el Cibao Central.
El dato está registrado en un informe sobre la historia de la propiedad de Falcondo en el sitio Loma Miranda, en proceso de ser declarada Parque Nacional, proyecto que tiene de frente a la Falconbridge, multinacional que tiene interés de explotar yacimientos de níquel en esa zona.
El informe explica que cuando cayó la dictadura de Trujillo, en 1961, los descendientes del doctor Sobá negociaron la “propiedad” del recurso natural hasta que finalmente la loma fue adquirida por el señor Freddy Acosta.
Fueron los descendientes del señor Acosta, no el Estado dominicano, quienes vendieron a Loma Miranda a Falcondo, empresa que tiene allí la propiedad de 1,373 hectáreas.
El informe, entregado por ejecutivos de Falcondo a El Nuevo Diario, asegura que su proyecto de explotación minero solo abarcaría 460 hectáreas, incluyendo vías de acceso e infraestructura.
Añaden que el resto del terreno, 913 hectáreas, se utilizaría como área de conservación, la cual es ocupada casi en su totalidad por la cuenca alta y media del río Jagüey.
Autor: Luis Brito
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