Se han visto casos de separaciones matrimoniales que han terminado como el rosario de la aurora. Otras en la que una de las partes ha tenido que pagar una fortuna para poder romper la relación (que se lo pregunten a Paul McCartney o Michael Jordan). Pero lo de este ciudadano de Zimbabue deja anonadado a cualquiera. La ‘razón de peso’ que alega para poner fin a su enlace es que su mujer… ¡¡¡no gime ni grita de placer cuando practican sexo!!!.
Wilfred Mashaya, así se llama el marido insatisfecho, declaró ante el juez (sin tapujos ni paños calientes) que su esposa no le satisfacía en la cama y que se ponía muy nervioso cuando no la oía gemir al consumar el acto sexual.
“Tuve que pedirle el divorcio porque no estamos disfrutando del matrimonio. Cuando nos metemos en la cama ella parece infeliz y no hace ningún sonido sexual“, manifestó Wilfred en la Corte Civil, que además de la disolución solicitó una orden de alejamiento de su pareja.
En su defensa ante el tribunal, Sharlone Masvinge, la ‘silenciosa cónyuge’, argumentó que Mashaya la quiera fuera de casa a toda costa porque no admitir que tiene una relación extramatrimonial. “Está inventando todas esta historia para poderme echar de casa y no tenerme que pagar una pensión“, concluyó. ¿Quién ganará ‘la batalla de los gemidos’?
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